¿Dónde está el problema? Simplemente, que digitalizar el dinero otorga a quien lo hace mucho más poder. Eventualmente, el dinero digital podría ser, además de completamente trazable, también programable, lo que posibilitaría, por ejemplo, que se pueda crear dinero que expira en una fecha determinada, con el fin de generar más transacciones y calentar la economía cuando la autoridad central lo considera adecuado.
Un gran paso hacia la distopía…